Aunque en la prehistoria su economía estuvo basada en la minería, su topónimo, sin embargo, no alude a ninguno de los metales que los romanos venían a buscar, sino a los lobos, que entonces debían ser también muy abundantes por esta zona. Del latín lupus, que significa ‘lobo’, derivó más tarde en Luberos, luego en Lubros y ahora en Lugros. A partir del siglo VIII los árabes fueron ocupando esta zona y durante la época nazarí esta localidad fue una alquería dependiente de Beas de Guadix. En 1489 fue conquistada por los Reyes Católicos y a partir de entonces fue repoblada progresivamente con cristianos viejos.